“Una familia feliz”, una valiosa comedia de Javier Naudeau, que demuestra una vez más que el trabajo en equipo liderado por el director y actor Federico Buso funciona a la perfección

El director Federico Buso maneja a la perfección el timing de la comedia. Igual que en “Bichas” -de la que fue autor y director-, en “Una familia feliz”, de Javier Naudeau cada situación abre el espacio suficiente para lo que vendrá, o mejor dicho detonará. Porque el dramaturgo Javier Naudeau describe a esta familia típicamente disfuncional, desde una óptica, en la que los sentimientos parecen estallar y esparcir sus esquirlas por el espacio escénico sin dejar a nadie del público indiferente.

Aunque acá, tal vez, el más perjudicado es el hijo adolescente de Raquel, la que ha tenido tantos hombres en su vida, que no sabe quién pudo haber sido el padre de ese joven, al que la ausencia paterna, lo convirtió en una víctima más de bullying en la escuela.

EL ORDEN NO DISIMULA LAS CARENCIAS

Quién provocará esta vez la crisis en el hogar de Raquel y Germán, es el nuevo acompañante de la mujer, Daniel, un oportunista y vividor que intentará engañarlos con el fin de sacar su propio e inescrupuloso rédito. Y el que no tendrá miramientos a la hora, incluso de robarle a la mayor víctima de ese hogar, el pequeño Germán, que mientras su madre bebe sus cotidianos vasos de whisky, él pasa la aspiradora o hasta ordena la casa, como si hacer orden lograra disimular las carencias. Este hogar está muy lejos de hacer felices a los viven en él, pero lo cierto es que cada uno arremete contra las consecuencias de lo que provoca.

La pieza habla de una recurrente necesidad de afecto que no parece ser compensada con nada. Sólo se obtienen paliativos a tanta e incomprendida soledad. Aunque sin duda hay dos ejes esenciales en esta historia: la madre, una mujer constantemente insatisfecha, que parece observarse gozosa en el espejo de sus repetitivos errores, sin intentar ningún cambio en su vida y el vividor de Daniel, él que se muestra ávido de extraer lo que puede de sus víctimas. En el medio de los dos se ubica Germán, un muchacho qué en su avidez de encontrar una figura paterna, equivoca el camino, con el padre de uno de sus compañeros de colegio.

LAS FICHAS DEL AUTOR

Las fichas que tira Naudeau al espacio escénico no son fáciles de digerir y no aspiran tampoco a mostrar soluciones, sino simplemente a hacer partícipe al espectador de circunstancias que le son por demás conocidas. Su obra recuerda a lo que sucedía en “Teorema”, aquel film escrito y dirigido por Pier Paolo Pasolini de 1968, que en la Argentina del Proceso recién pudo verse en 1971, en el que ese intruso que aparece en el hogar familiar, se convertía en el objeto de deseo de cada uno de sus integrantes. Y precisamente acá es la madre la que facilita su inserción en el hogar. Su apetito sexual no mide consecuencias y hasta la relación entre el adolescente y el intruso se vuelve ambigua. Redes sociales de por medio, cada uno intentará
chantajear al otro, mediante las más diversas artimañas, el resultado quizás permita la construcción de una familia divergente, en la que no dejará satisfecho a ninguno de sus integrantes.

La obra de Javier Naudeau, se emparenta con otra muy lograda propuesta escénica de Espacio Callejón, nos referimos a “Un cuerpo salvaje”, escrita y dirigida por Silvia Gómez Giusto.

EQUIPO CREATIVO

“Una familia feliz” es un espectáculo en el que se observa un equipo de creadores con un funcionamiento muy bien aceitado, previsto y elaborado. Si el liderazgo de Federico Buso desde la dirección fue coordinar cada uno de los ítems de ese todo, cabe agregar que su puesta en escena fluye en ritmo, en constantes en la que cada instancia abre nuevas aristas a esa problemática familiar, que se nutre de una cotidianidad tan conflictiva, como la desdicha por la que atraviesan sus integrantes,  aunque eso no quita que se observen pequeños destellos de afectos que se van armando y desarmando como si de un rompecabezas se tratara. Habría que preguntarse si acaso las familias no son una especie de puzzle en un constante proceso de desintegración, crisis y transformación.

Heidi Fauth le aporta a su Raquel matices de insospechada creatividad y frivolidad para dar vida a esa madre, inmersa en su propio desasosiego de vida. Pedro Maurizi, en el papel de Germán, el hijo, demuestra una vez más la gran experiencia adquirida desde muy pequeño en el campo de la actuación, su interpretación es tan convincente, como admirable. Diego López Domínguez al que se lo disfrutó en “Bichas” se mueve como pez en el agua en esta nueva comedia, en la que vuelve a demostrar oficio y convencimiento en su papel. Breve pero efectiva es la participación de Rodrigo Paredes. Una plantilla escenográfica práctica, en la que nada sobra, ni falta o se excede es la propuesta de Alicia Leloutre y José Escobar. Mientras que Matías Sendón, resuelve cómodamente su iluminación de acuerdo a las circunstancias escénicas.

Calificación: Muy buena

Juan CarlosFontana

Una familia feliz. Autor: Javier Naudeau, supervisión dramatúrgica: Javier Daulte. Dirección: Federico Buso. Intérpretes: Heidi Fauth, Diego López Domínguez, Pedro Maurizi y Rodrigo Paredes. Escenografía: Alicia Leloutre y José Escobar. Iluminación: Matías Sendón. Vestuario: Analía Morales. Sala: Espacio Callejón, Humahuaca 3759. Funciones: sábados, a las 21. Duración: 70 minutos. Localidades: $350.- jubilados y estudiantes: $290.-

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